¿Qué es el COVID prolongado? Y si lo tiene, ¿qué recursos hay disponibles?

La nativa de Oregon, Christine Palmer contrajo COVID-19 en marzo de 2020. Fue hasta julio 2021 que fue diagnosticada con COVID-19 prolongado. Actualmente, hasta hablar por teléfono la agota.

Christine Palmer, nativa de Oregon, contrajo COVID-19 en marzo de 2020. No fue hasta julio de 2021 que le diagnosticaron COVID-19 prolongado. En estos días, incluso hablar por teléfono la agota.

Antes de marzo de 2020, Christine Palmer se habría descrito a sí misma como “una de esas mamás que ves corriendo hasta detrás de un cochecito”. La nativa de Oregon era una mujer activa y extrovertida de 42 años, con “una energía incansable”. Solía ​​ir en bicicleta a su trabajo como educadora y rara vez se sentía enferma.

Eso fue antes de que contrajera COVID-19, una enfermedad completamente nueva en ese momento, y aún no había una vacuna para protegerla.

Durante mucho tiempo, el COVID-19 pasó de ser una condición desconocida a ser ahora una enfermedad reconocida y protegida por el Acta Estadounidense de Discapacidades. Esta condición afecta posiblemente a millones de personas en todo el país, de todas las edades y procedencias.

Entendiendo el COVID-19 prolongado

Para Palmer, cuya historia es una de muchas, no fue hasta junio de 2021, después de meses de síntomas persistentes, que recibió su diagnóstico de infección por SARS-CoV-2 con secuelas postagudas, el nombre científico del COVID-19 prolongado.

En los últimos dos años, decenas de millones de personas en todo el país han contraído COVID-19 y muchas han informado de síntomas persistentes mucho después de su enfermedad inicial. Los síntomas más comunes del COVID-19 son fatiga y dificultad para respirar, pero las personas también pueden experimentar dolor y hormigueo en los nervios, dolor de cabeza, mareos, cambios en la capacidad cognitiva (“neblina cerebral”) y más.

Palmer, por ejemplo, tuvo que dejar de conducir en 2021 porque se sentía confundida y no recordaba si un semáforo en rojo significaba “parar” o “avanzar”. En estos días, apenas tenía energía suficiente para hablar por teléfono.

Actualmente, los expertos no saben por qué algunas personas contraen COVID-19 prolongado y otras no. La Academia Estadounidense de Medicina Física y Rehabilitación estima que alrededor del 30 % de las personas infectadas con el virus COVID-19 presentan síntomas durante períodos prolongados. Pero debido a que la condición se definió recientemente, es casi imposible saber exactamente cuántas personas la tienen.

En cuanto a quién puede desarrollar COVID-19 prolongado, “la probabilidad de contraer COVID-19 prolongado es desconocida” para cada persona, dijo Aluko Hope, M.D., directora médica de la Clínica de COVID-19 Prolongado de OHSU. Alguien con síntomas leves de COVID-19 tiene las mismas probabilidades de experimentar COVID-19 prolongado que alguien que haya sido hospitalizado, continuó.

Tratamiento de COVID prolongado

El COVID-19 prolongado parece funcionar de dos maneras. Primero, afecta la forma en que el cuerpo usa la energía, lo cual depende del tipo de actividad que esté realizando. Si está dando un paseo tranquilo, andando en bicicleta por un sendero o de pie durante largos períodos de tiempo, el cuerpo usa la energía de manera eficiente para alimentar esas actividades prolongadas.

Pero si está corriendo a toda velocidad, subiendo varios tramos de escaleras o necesita una “explosión” de energía, se activa un sistema de energía menos eficiente pero más poderoso.

Para los pacientes de COVID-19 prolongado, sus cuerpos parecieran funcionar continuamente en modalidad de energía insuficiente de “ráfaga”; es decir, una persona que experimenta esta condición, con sólo caminar a la cocina por una taza de té puede agotar su energía, porque su cuerpo reacciona como si estuviera corriendo una carrera de 100 metros.

Los síntomas del COVID-19 prolongado también parecen afectar el sistema nervioso autónomo, que controla los procesos corporales que no están dirigidos conscientemente, como los latidos del corazón, la digestión y la respiración.

En la Clínica de COVID-19 prolongado de OSHU, los especialistas trabajan con cada paciente de manera integral, considerando sus necesidades y síntomas cotidianos, dijo Hope. Cada paciente tiene diferentes necesidades clínicas, como terapia física o cognitiva; y cada uno tiene diferentes prioridades en su día a día, como cuidar a sus hijos, ir a trabajar o realizar sus pasatiempos.

“Todavía no tenemos una buena idea de cómo manejar el COVID-19 prolongado”, dijo Hope. Pero debido a que es similar a otras enfermedades crónicas, “nuestro objetivo es ayudar a las personas a controlar sus síntomas, brindarles habilidades sobre cómo minimizar mejor las complicaciones e integrar el control de los síntomas en su vida”. Estas habilidades incluyen que los pacientes aprendan a confiar en sus propios niveles de energía y se adapten a lo que pueden y no pueden hacer durante el día.

Protéjase a sí mismo

Christine Palmer, antes de la infección por COVID-19, disfrutando de la playa con su hija en brazos.

Debido a que los expertos aún no están seguros del proceso de la enfermedad subyacente que representa el COVID-19 prolongado, y a que actualmente no hay forma de saber si alguien es susceptible a esta condición, la mejor manera de protegerse es “no contraer COVID-19”, dijo Hope. Eso significa usar un cubrebocas ajustado de varias capas (N95 y KN95, que son los mejores) en lugares públicos cerrados, evitar reuniones con mucha gente y, lo más importante, vacunarse y ponerse los refuerzos.

Christine Palmer tiene un mensaje para las demás personas: “El COVID-19 no vale la pena”, dijo. “Puede provocar síntomas debilitantes que, en mi caso, me impidieron trabajar, conducir e incluso, limpiar mi casa”.

Sin embargo, Palmer tiene esperanza. Después de vacunarse y aplicarse sus dosis de refuerzo, sus síntomas mejoraron por un corto tiempo. “Me gusta pensar que, si puedo sentirme mejor, aunque sea por un tiempo, hay esperanza de curarme y encontrar tratamiento. Si nos vacunamos, usamos cubrebocas cuando es necesario y modificamos nuestra rutina cuando los casos son altos, podemos superar esto”, dijo.

Vacunarse y ponerse la dosis de refuerzo es la mejor manera de estar protegido contra el COVID-19. Consulte esta lista de sitios gratuitos de vacunación de alto volumen en Oregon. y nuestra guía para usar cubrebocas de alta calidad