Voces de Vacuna: “Estoy muy orgulloso.” Madre calma la ansiedad de su hijo ante la vacuna.

La familia Rangel: Emiliano, María, Ruby y Giovanni

Emiliano Rangel, de ocho años, estaba ansioso por recibir la vacuna contra elCOVID-19. Su mamá, María Rangel, se puso la suya primero; luego tocó el turno de su hermana y hermano, Ruby, de 15 años, y Giovanni, de 14. Pero Emiliano aún era demasiado pequeño.

“Desde que vio a su hermano y hermana vacunados, preguntó: ‘¿Cuándo me tocará a mí?’”, recordó María, coordinadora de programas bilingües de NW Disability Support. “Era extra cauteloso, como si fuera un adulto. Él decía: “No sé si quiero ir a la escuela porque no estoy vacunado”.

La aprobación de las vacunas para niños de 5 a 11 años se dio en octubre de 2021. “Estaba muy emocionada cuando se aprobaron las vacunas para él”, dijo María. Pero ella no sabía que le esperaba una sorpresa. A medida que se acercaba el día de su vacuna, Emiliano se puso tan ansioso que pensó que no podría hacerlo.

María está familiarizada en cuanto a niños con necesidades especiales. Su hija adolescente Ruby tiene Síndrome de Down, y María es una experta en encontrar consejos para hacer que la vida de su hija sea más fácil. Pero Emiliano nunca había sido ansioso, y ahora no estaba segura de qué hacer. “Comenzó a hablar de eso todos los días, diciendo: ‘No sé si quiero vacunarme’. Y luego decía, ‘pero sí quiero’”.

El empleador de María, NW Disability Support, ofrece vacunas, pero como María tenía que trabajar, hizo arreglos para que sus vecinos llevaran a Emiliano a su cita. Una vez que llegó allí, las cosas no marcharon como esperaban. Y el entusiasmo que tenía Emiliano por vacunarse se convirtió en terror.

“Se cerró”, recordó María. “Por lo general, se comunica muy bien, pero no podía decirme qué estaba pasando. Él estaba llorando.”

Alguien en la clínica le dijo a Emiliano que no llorara, pero eso sólo lo hizo llorar más. Finalmente, María dijo que lo llevaría a casa y que pediría que el pediatra de la familia le pusiera la vacuna, como lo ha hecho con sus otras vacunas sin problema. Pero él se resistió. “Emiliano no se levantaba de la silla”, dijo María. Él decía que no quería irse sin vacunar. Ella le dijo: “Cariño, hemos estado aquí dos horas”.

Emiliano finalmente accedió a que María y su hermano mayor, Giovanni, lo sostuvieran mientras lo vacunaban. Y funcionó, pero no sin dar pelea. Fueron 15 minutos de patear y gritar. Después de que María lograra calmarlo, ella se dio cuenta que pronto tendrían que pasar por algo similar cuando llegara la hora de la segunda dosis.

Así que necesitaba un mejor plan mejor.

Entonces ella pidió ayuda a sus compañeros de trabajo, y el primer paso fue darle a Emiliano los cómics Fighting COVID y Beating COVID, creados por NW Disability Support, diseñados para brindar educación e información sobre el COVID-19 a los pequeños.

Luego, María recordó cómo el vacunador había ayudado a Ruby con su vacuna, explicándole todo lo que estaba haciendo. “Estoy abriendo el alcohol para limpiar tu brazo. Estoy limpiando tu brazo. Estoy aplicando la vacuna. Contemos, 1-2-3 y listo”.

Era hora de utilizar herramientas similares con Emiliano. Entonces María se comunicó con el vacunador y le pidió que completara cualquier papeleo requerido antes de que llegaran. También le pidió al vacunador que usara anestesia en aerosol y que esperara hasta que Emiliano recibiera la vacuna para hacer las preguntas necesarias. El vacunador estuvo de acuerdo con el plan.

El día de la cita, Emiliano se sentó, se levantó la camisa y miró a los ojos a su madre. “Me agaché para estar a su nivel”, dijo María. Él dijo: “Toma mi mano, por favor”. Luego recibió su vacuna y eso fue todo. estaba llorando. “Yo estaba como, ay Dios, estoy tan emocionada de que hayas hecho esto. Estoy muy orgullosa”.

María ha llegado a creer que la ansiedad de Emiliano no fue provocada por el miedo a las agujas, sino por las constantes noticias y rumores aterradores sobre la pandemia. También sabía que su experiencia con Emiliano podría ayudar a otros padres con niños ansiosos por la vacuna.

Una familia recientemente buscó su consejo.

“El papá me dijo que su hijo estaba muy ansioso”, dijo María. “Él preguntó: ‘¿Puedes ser tú quien lo apoye? A él le irá mejor contigo que conmigo’”. Y así lo hizo. Otra mamá le contó a María sobre su hijo de 17 años que estaba demasiado nervioso ante recibir la vacuna y ella le dijo: “Estamos aquí para ayudar a todos. Si me llama, puedo hacer por su hijo lo que hice por el mío”.

“No sabía que podíamos hacer eso”, dijo esta agradecida madre de familia a María. “Pensé que teníamos que hacerlo de cierta manera. Es un gran alivio saber que podemos pedir este tipo de recursos”.