Superando la fobia a las agujas

¿El miedo a las agujas le impide a usted o a un ser querido aplicarse la vacuna contra el COVID-19? Usted no está solo. Los científicos estiman que hasta el 25 por ciento de los estadounidenses sufren de tripanofobia, es decir, miedo a la sangre o las agujas.

El miedo a las agujas impide que millones de estadounidenses reciban la atención necesaria para vivir una vida larga y saludable. Hasta el 16 por ciento de las personas no se vacunan anualmente contra la influenza porque temen recibir una vacuna.

Se cree que la fobia a las agujas es genética y se adquiere a partir de factores ambientales. A menudo se forma durante una experiencia de inyección traumática en la infancia entre las edades de 4 y 6 años, según Amy Baxter, profesora asociada del Colegio Médico de Georgia en Augusta y su equipo de investigación. Si bien el miedo disminuye para muchos a medida que envejecen, puede persistir durante la edad adulta.

Si tiene miedo a las agujas, puede experimentar miedo o ansiedad, ataques de pánico, sudores o náuseas cuando piense en vacunarse contra el COVID-19. Esta fobia también puede causar insomnio durante días o semanas antes de ser vacunado. Si bien los desmayos también son un riesgo al recibir una inyección, los proveedores de atención médica están capacitados y bien preparados para ayudar a las personas a que se vacunen con éxito.

El miedo a las agujas es un desafío para vencer, pero nuestra comunidad y su salud personal están en juego. En Oregon, más del 80 por ciento de los casos en el reciente aumento de COVID-19 han sido en personas no vacunadas. Las vacunas siguen siendo altamente efectivas contra la variante Delta, que la que predomina actualmente. A nivel nacional, las personas vacunadas han representado solo el tres por ciento de las hospitalizaciones y menos del uno por ciento de las muertes en los últimos meses.

Estas cifras son una gran motivación para vacunarse. Así que, ¿qué más puede hacer para aliviar su miedo a las agujas?

  • Brinde apoyo durante la vacunación. Tome de la mano a su cónyuge, familiar, amigo o miembro del personal clínico para ayudarle a mantener la calma.
  • Utilice distractores. Escuche música con auriculares o concéntrese en cualquier otra cosa que no sea la vacuna. Platique con el vacunador para no pensar en la vacuna.
  • Informe al vacunador sobre sus preocupaciones. Ellos han aplicado miles de inyecciones y seguramente usted no es el primer paciente que siente preocupación por recibir la vacuna.
  • Mire hacia otro lado. No hay razón para ver el momento en el que le aplican la vacuna.
  • Relaje sus músculos. Esto puede reducir el dolor.
  • Acuéstese si se ha desvanecido o se ha sentido mareado al recibir inyecciones en el pasado.
  • La terapia es una opción. Existen especialistas en salud mental que pueden ayudar a proporcionar estrategias para hacer frente a la ansiedad que siente con respecto a la vacunación.

Si no le gusta pensar en agujas, recuerde que no está solo. Hable con su médico sobre las herramientas disponibles para que su proceso de vacunación sea una experiencia positiva, para protegerse a usted y a sus seres queridos contra el COVID-19.