
Alex Llumiquinga Pérez y Oscar Hernández alegraron con música de los andes a todas las personas que acudieron por su vacuna al Centro Cultural de la ciudad de Lincoln.
Una noche de verano, Alex Llumiquinga Pérez y su equipo de vacunadores voluntarios estaban a punto de cerrar la clínica de Newport. Eran casi las 9 p. m. y habían estado en ahí desde temprano.
Entonces sonó el celular de Pérez. Se trataba de un conductor de una camioneta que llevaba media docena de trabajadores migrantes guatemaltecos quien se dirigía a la clínica desde Yachats, a unas 25 millas de distancia. “¿Nos esperan?” Y así fue. Cuarenta y cinco minutos más tarde, interrumpidos por varias llamadas telefónicas del conductor, los migrantes se bajaron de la camioneta y recibieron felizmente sus vacunas. Eran sólo un puñado de los 500 inmigrantes guatemaltecos que Pérez estima que viven en el condado de Lincoln.
Esa clínica y otras son sólo una parte de un programa comunitario denominado “Juntos en Colaboración” (Working Together) diseñado para llegar a la comunidad latina, el cual cuenta con el apoyo del Programa de Salud Familiar y Comunitario de Extensión de OSU, el Centro Olalla, los Servicios Humanos y de Salud del Condado de Lincoln y el Manejo de Emergencias del Condado de Lincoln, y ya ha superado con creces su intención original de proporcionar información y vacunas contra el COVID-19.
Juntos en Colaboración evolucionó después de que un brote de COVID-19 en una planta de mariscos de Newport -donde laboran muchos inmigrantes, dejara a la comunidad latina luchando por encontrar información y pruebas. El incidente resaltó una falta general de acceso para la comunidad latina. Esto, a su vez, hizo que un concejal de la ciudad de Newport llamara a Dusti Linnell, una profesora asistente de práctica en el programa de Extensión de Salud Familiar y Comunitaria de OSU.

“Ella se acercó a mí con historias sobre la falta de acceso a la información, falta de acceso a pruebas, o simplemente la necesidad de hablar por teléfono con alguien”, dijo Linnell. “Existe un gran grupo de guatemaltecos en nuestra comunidad que no están recibiendo apoyo porque hablaban un idioma diferente”. Incluso dentro de la población guatemalteca del condado de Lincoln, se hablan más de 30 idiomas mayas. Emigran por trabajo, predominantemente en la agricultura, y van a donde los lleva la temporada.
Linnell y otras personas que se han ofrecido como voluntarias en los sitios de vacunación masiva notaron que no había hispanohablantes en estos sitios. Así que se preguntaron: “¿Podemos llevarles las vacunas en lugar de pedirles que vengan a nosotros?”.
Así que lo hicieron. Organizaron clínicas de vacunación populares en supermercados mexicanos en Newport y Lincoln City, el Centro Cultural de Lincoln City y un restaurante local que había experimentado un brote y pidió ayuda. Recientemente, en una clínica de vacunación 115 personas hicieron fila para vacunarse.
“Una de las principales razones por las que las personas acuden a nuestras clínicas es que se sienten cómodas”, dijo Pérez, Gerente del Programa de Extensión del Centro Olalla. “Ofrecemos tacos, bebidas, música. Las personas traen a sus hijos. Siempre tratamos de hacerlo divertido. No se siente como una clínica, es más como una reunión, un evento. No sólo estamos abiertos a los inmigrantes; estamos abiertos a todos. No queremos separar a la población; queremos unificarnos y tener una comunidad fuerte”.
El alcance no terminó en las clínicas. Se convirtió en un esfuerzo multifacético para abordar otros problemas que enfrentan los trabajadores migrantes. Uno de los más notorios fue la sensación de aislamiento y falta de conexión con otros miembros de la comunidad. Debido a las largas horas de trabajo y al transporte limitado, los trabajadores no podían comer juntos, disfrutar de la música y compartir su arte nativo. “Hay personas que son tejedoras que hacen textiles y sueñan con tener un espacio donde la gente pueda dedicarse a eso y aprender sobre el tejido guatemalteco”, dijo Linnell.
Y ese sueño está sucediendo. Gracias en gran parte a Pérez y a un “equipo muy unido de personal bilingüe y bicultural”, nació un nuevo tipo de centro comunitario llamado Arcoíris Cultural. “El nombre está inspirado en el arcoíris de muchas culturas diversas dentro del condado de Lincoln”, dijo Pérez. “Este proyecto piloto tiene como objetivo crear un centro cultural centrado en celebrar y apoyar a las poblaciones latinas guatemaltecas e indígenas desatendidas del condado de Lincoln”.
Después de recibir sus vacunas, estos dos caballeros se ofrecieron como voluntarios para una foto en la página de Facebook del Centro Olalla para animar a otros a que vinieran a vacunarse.

Arcoíris Cultural, que fue financiado por una donación de $ 100, 0000 de InterCommunity Health Network – Coordinated Care Organisation’s Deliver Transformation Committee (IHN-CCO), tiene como objetivo fomentar el bienestar a través del arte, la cultura y la construcción comunitaria con programas que se espera incluyan música y espectáculos de danza, exposiciones de arte y clases de arte, clases de cocina tradicional y mercados artesanales. El personal también estará disponible para ayudar con el acceso a la atención médica, solicitudes del Plan de Salud de Oregón, accesibilidad y desarrollo del idioma.
“Arcoíris Cultural se conectará con comunidades vibrantes que representan casi una cuarta parte de la población del condado de Lincoln”, dice Pérez, “mientras une a nuestra comunidad en su conjunto”.
Desde el día en que el concejal de la ciudad se acercó a Dusti Linnell, hasta la formación de Juntos en Colaboración y el lanzamiento de Arcoíris Cultural, la cadena de eventos tiene un propósito universal. “Hay muchas razones por las que alguien puede dejar su hogar y emprender un viaje a otro país, todas ellas complejas y únicas”, dijo Pérez. “Ya sea que el catalizador sea la dificultad o la esperanza, el peligro o la promesa, la violencia o la visión, cada experiencia tiene su propia gama de emociones. Cada viaje, y la persona o familia que lo emprende, lleva una historia. Esas historias y experiencias deben escucharse, en lugar de perderse”.